miércoles, 19 de mayo de 2010
Introducción a la anti-magia: fragmento de un texto de Slavoj Zizek
"Los sujetos son literalmente agujeros, huecos en el orden positivo del ser, sólo moran en los intersticios del ser, en esos lugares donde la labor de creación no ha concluido: la mera existencia de un sujeto prueba que Dios era un idiota que arruinó el trabajo de la Creación. Lejos de ser la cúspide de la Creación, el sujeto pone de manifiesto que en el orden de las cosas hay máculas de realidad inacabada: el correlato objetivo de un sujeto es una mancha -objeto proto- real espectral que aún no está totalmente actualizada como parte de la realidad positiva. El problema es que, cuando nos enfrentamos a un ser humano y observamos sólo su mitad visible, automáticamente lo des-subjetivamos llenando el vacío, proyectando en la oscuridad una riqueza de personalidad imaginaria: el otro des-subjetivado se convierte en una "persona" completa, el rostro se transforma en un fetiche levinasiano, el signo de la abismal profundidad de la vida interior de la persona, y las dos mitades (la cara exterior y la vida psíquica interior) se combinan en una totalidad cabal. Lo difícil no es percibir bajo el rostro la riqueza de la personalidad, sino evitar esa trampa, ABSTRAERSE del espejismo de esa riqueza y ejercitar la habilidad de aceptar la realidad desfetichizada del sujeto: observar la oquedad, la oscuridad, sin completarla con el contenido fantasmático de la "vida interior" que se supone que brilla tras ella. En otras palabras, lo difícil es enfrentarse a la realidad en su estatus preontológico, como algo no totalmente construido, ver la nada allí donde no hay nada que ver, sustraer de la realidad su engañosa riqueza".
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ResponderEliminar(editado por que me he confundido en una cosa al escribir) Cuervo, aqui uno de tus seguidores más fieles , el fumao. Si tomamos la definición teológica del fetichismo, literalmente , no se puede aplicar a los sujetos. EL sujeto sólo puede ser observado desde el fetichismo si es un objeto. Y así es para cualquier ob-servardor, sólo alcanza a ver ob-jetos. El problema es cuando estos objetos observados son a la vez sujetos que observan al observador. El estatus preontológico es indisociable por un observador que observa a un sujeto es decir que hace relación con él.
ResponderEliminarNo existe división real entre dos sujetos que se observan, que a la vez en ese observar se alteran mutuamente. No existe una posible subjetividad ni una posible objetvidad fuera de la conciencia de las personas. Tan sólo un grupo de personas.
Es más, cuanto más observe una persona a otra más carga entrópica. No te digo nada cuando son más de dos personas observandose.
Saludos, Negro. Me alegra mucho que sigas lo poco que cuelgo por aquí.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la primera idea que extraigo de tus palabras: El proyecto que propone Zizek de observar al Otro (esa mayúscula es un desliz levinasiano consciente) sin realizar un "cerrado" (adscribirle mentalmente toda la información que nos falta en nuestra perpspectiva epistemológica parcial) es un proyecto que roza con el utopismo positivista que, desde la "caída" del primer Wittgenstein, se revela como futil. Más allá de esta consideración histórica, creo que estaremos de acuerdo en que es un bonito sueño pero, como sueño, inalcanzable.
En el resto, sin embargo, discrepo. Primero, porque las maneras de "mirar" a otros sujetos son polimorfas y variadas y, siendo algo humano, son necesariamente acción y están imbricadas de intenciones y sentidos; sin embargo, estamos de acuerdo en la raiz fenomenológica de dicha actividad y en que es necesariamente performativa para ambos implicados. Y segundo, porque hay formas de dicho "mirar" que no generan entropía: De hecho, me atrevería a afirmar que, cuando estas relaciones poseen rastros de poder (casi siempre), la intención y el resultado son precisamente la anulación de dicha entropía originaria y "prístina", esto es, una búsqueda de control y orden en el caos y la incertidumbre de lo humano.
Un afectuoso abrazo, Negro, que te quiero un montón. Cuervo Blanco.
P.D.: Te quiero ver un día de estos en mi casa y, si te parece bien, también a tu chica, que así la conozco.